Ah, Montréal.

No he viajado demasiado, pero de las pocas ciudades en el mundo que conozco, definitivamente ésta ya está en el top de las candidatas a ser mi nuevo hogar en algunos años. La otra es Barcelona.

Ambas tienen las mismas caracterísiticas que me encantan. Combinan el espíritu de ciudad vieja y europea (Montréal es un cachito de Europa perdido en América) con un aire cosmopolita. Las Artes tienen un espacio enorme en todos lados. La diversidad de todo tipo es una de las cosas que más enorgullece a los locales y a sus autoridades. La gente no tiene reparos en vivir su ciudad a tope. Lo único que hace que por el momento prefiera Barcelona es que soy muy malo para el frío. Ahora es hermoso, la gente en las calles, el sol en los rostros, las tiendas invaden las banquetas, justo ahora estoy sentado en un café en calles cerradas por el verano que se convierten en andadores de cientos de metros. Pero ohh, sólo llega octubre y (me cuentan) la gente se deprime, es imposible estar fuera de casa más allá de lo necesario para ir y regresar del trabajo... No sé. Además Barcelona tiene playa. Pero Montréal es, por mitad, más barato... Aunque en Barcelona tienes no sé cuántos paises y culturas mucho más cerca. Aquí tienes un país ENORME que conocer y algunas de las ciudades más interesantes de EU a unas cuantas horas...

No sé. Supongo que esto de los sueños guajiros de irme a vivir a otro país lo iré pensando en serio una vez que sea aunque sea un poco probable y posible. En unos 6 años, quizá. Quién sabe.

Por el momento, disfruto del aire en el rostro, de la gente caminando frente a mí en pleno Le Village, de la vista (ojojo), de esta extrañamente placentera manera de extrañar, del verano Quebecoise.